Legitimidad de las ONL, me la das porque me la gano
octubre 6, 2010 Deja un comentario
Las entidades no lucrativas (ONL), creadas por libre iniciativa individual o grupal, sin identificación política y de carácter independiente, inciden directa o indirectamente en la sociedad civil. Se trata de agentes de transformación, con una carga añadida de compromiso social y son los ciudadanos quienes depositan confianza en estas entidades otorgándoles la legitimidad necesaria para nacer, mantenerse y crecer. Contar con la corresponsabilidad de la ciudadanía es fundamental en la reconstrucción de la sociedad y para mejorar el entorno social, pero dicha legalidad debe ganarse y mantenerse en el tiempo. Sólo aquellas entidades que realmente demuestren su transparencia son las que a ciencia cierta cumplirán con todos los requisitos necesarios para llevar a cabo su misión, que estará apoyada en valores éticos y morales.
Las agrupaciones sin ánimo de lucro han registrado durante los últimos 30 años un cambio significativo en cuanto a su estructura, organización interna y externa, sus actividades y la posición ética a ocupar frente a diversos actores sociales (empresas privadas, usuarios, administraciones públicas, partidos políticos, confesiones religiosas). Desde las otrora asociaciones nacidas a partir de la iglesia o la salud, hasta las que en la actualidad se ocupan de temas culturales, marginación o violencia de género, las ONL han sabido construirse un lugar dentro del tejido social. Han sido capaces de crear un espacio de reflexión, dialogo, análisis y cambio, labor fundamental en tanto y en cuanto se posicionan como representantes de los diversos colectivos. Se sitúan como agentes de cohesión y movilización, agrupan, discuten, preguntan, cuestionan, se involucran, presionan, debaten… son creadoras de conciencia social y son inevitablemente actores fundamentales y necesarios. La misma sociedad es quien les da vida porque es ineludible la existencia de una contrapartida social a la estatal y corporativa para construir una ciudadanía más representativa, enlazada y responsable.
Para mantenerse, actuar, producir cambio y lograr sus objetivos, el tercer sector social ha evolucionado apuntando hacia una transformación que no deja de lado la realidad: Globalización, economía de mercado, competitividad… Dicha transformación obligatoria facilita la mirada hacia afuera, contemplar qué es lo que ocurre, preguntarse qué necesitan los usuarios, y entender cómo es posible ser más eficaces para cumplir con sus necesidades. Esta dinamización hace posible que en la actualidad se pueda alcanzar la incidencia social, mantenerla y, porqué no, mejorarla si fuera necesario ya que puede resultar vital para la estabilidad de cualquier asociación. Justamente el crecimiento conlleva adaptación y flexibilidad, transformación, observación, análisis, razonamiento, comparación y, sobre todo comunicación. Lejos ha quedado la tendencia de que las ONL a priori traen bordada una característica indiscutible de “bondad”. Hoy es necesario demostrar el hacer y el cómo, ver para creer y creer para sentir, apoyar y consolidar. No olvidemos que estamos en la era de la tecnología. En este momento histórico somos bombardeados diariamente con más información de la que podemos asimilar y digerir. Hoy las ONL se encuentran frente a un reto: Es necesario ser legítimo. Dicha autenticidad está dada por aquellos que las perciben, quienes las apoyan y podrían articularse con ellas a partir de la transparencia y del valor añadido que aportan a la sociedad. Pero no basta únicamente con hacerlo, sino que también es imprescindible saber cómo contarlo y transmitirlo para que no se diluya antes de llegar a la sociedad civil. Así las cosas, desarrollar la habilidad comunicativa es requisito sine quanon para todas las ONL y debe ser un punto fundamental para cumplir con los objetivos y las metas deseadas. La transparencia y la buena gestión han de ser comunicadas y aplicadas a todos los ámbitos de la asociación, así como por todos sus miembros. La evolución y el crecimiento implican una reorganización interna y un refuerzo de la visión externa. La comunicación se convierte en una herramienta valiosa en este aspecto no sólo como un modelo identificativo frente a otras entidades sino también para trabajar en red. Saber qué hacen los demás y comunicar qué hacemos puede facilitarnos la tarea, el trabajo en equipo y transmitir una visión de eficiencia, transparencia y apertura.
LFG