Construyendo redes no lucrativas

«Hay movimientos reivindicativos tradicionales, pero los movimientos más importantes, medio ambiente, ecologismo, mujeres, derechos            humanos, son movimientos de valores; por lo tanto, son movimientos que dependen, sobre todo, de la capacidad de comunicación y de la capacidad de llevar a cabo un reclutamiento de apoyos y de estímulos mediante esa llamada a los valores, a los principios y a las ideas”. Castells, M, Internet y la sociedad red.

 

 

 

Aunque parezca una palabra totalmente ajena a nuestro vocabulario, en los últimos años, el Networking (trabajo en red)  se ha ganado un lugar privilegiado entre los que desean mejorar su universo profesional.  El Network refiere a un entramado de contactos entre personas, entidades, organizaciones, empresas afines. Su objetivo es establecer contactos para que sea posible intercambiar información, establecer alianzas, encontrar oportunidades, conocer gente recomendada, etc. Este sistema se basa en un principio de reciprocidad, cuánto más hagamos por los demás, mayor será el rédito que obtendremos de estos.[1]

Desde un punto de vista estratégico y comunicativo, en la actualidad es inevitable y, podríamos decir, que casi obligatorio establecer lazos afianzados con los demás.  La razón es que la vida cotidiana se desarrolla como una red social. Establecemos contactos y lo más importante es comprender el poder que existe detrás de los vínculos, y más específicamente en nuestro caso, en el trabajo en red. El intercambio que permite el trabajo en red ayuda al crecimiento sostenible y evolutivo de las entidades y puede devenir en transformación, impulso, unión de sinergias hacia proyectos. En la actualidad es inimaginable pensar en un mundo sin redes sociales. El mundo avanza y dentro de la vorágine de información resulta complicado hacerse oír y ver. Las redes sociales nos proporcionan un camino accesible pero sobre todo otra forma de hacer las cosas, una unión basada en posicionamientos, en puntos de vista, en implicación y en identificación.

La incidencia política de las ONL

“La corresponsabilidad social ha de permitir trabajar de forma conjunta para la transformación de la sociedad”, Observatorio del Tercer Sector, La incidencia política desde el tercer sector.

Hay un lema que asegura que juntos somos más. El caminar juntos hace mucho pero el trabajar juntos hace aún más, sólo así es posible  ver vientos reales de cambio. La sociedad en su conjunto está compuesta por diversos actores sociales y la unidad, colaboración y la labor conjunta, desde una perspectiva corresponsable resulta vital y a la vez es más rentable a nivel de recursos económicos y humanos. Es más, la OTS en el 2007 publicó un estudio sobre la incidencia política en el tercer sector social en donde asegura que ninguno de los actores sociales (entidades no lucrativas, Administración pública o empresas privadas) pueden afrontar por separado los retos sociales actuales. “La incidencia política toma una importancia capital en el juego de la corresponsabilidad social del tercer sector. La  corresponsabilidad de las organizaciones no lucrativas tiene que permitir trabajar para la visión de la sociedad desde los propios valores del sector, para dar voz a los colectivos más desfavorecidos, etc. En definitiva, actuar como un agente social reconocido y comprometido”. [1]

 

Normalmente cuando se piensa en las ONL, hablamos de asociaciones independientes que no tienen una afiliación política. Desde este punto de vista podríamos asegurar que ninguna organización debería tomar una postura política específica, aunque está claro que muchas la tienen. Tomar una postura política puede significar estar de acuerdo o no con el hacer del otro. Por eso, normalmente, e inevitablemente, las ONG sí tenemos una posición política determinada, aunque eso no significa ir de la mano con un partido político, sino más bien se trata de una forma de pararnos frente a la sociedad. En esta línea, resulta imprescindible asumir funciones en la construcción  conjunta de políticas públicas, ser partícipe de las mismas en todos los ámbitos (medio ambiente, cooperación, ámbitos sociales) y reforzar lazos con el sector privado, sobre todo en lo que respecta a la Responsabilidad Social Corporativa.

 

La OTS define a la incidencia política como el proceso de influir en los resultados de las actuaciones, comportamientos y posiciones políticas, tanto de las instituciones públicas como privadas. Así mismo, la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, CONGDE, asegura que la incidencia política es “el conjunto de acciones, estudios, denuncia, información pública, diálogo social, presión, propuestas alternativas que mediante la movilización social y la participación en órganos representativos realizan las ONG”.

 

El objetivo de definir qué es incidencia política y tomar un posicionamiento en la escena social define a una ONL y esta característica se aplicará en todos los documentos de la entidad. Reconocernos partícipes de los cambios implica también comprometernos con los mismos y continuar actuando, siempre desde una visión crítica, analizando y luchando por nuestros ideales, que son los que nos definen como asociación.


[1] Observatorio de Tercer Sector, La incidencia política desde el tercer sector.

Recicla-te

En algunos casos dilucidar cuál es el contenedor correcto para determinado tipo de producto puede convertirse en una odisea. Para que no te confundas, aclaramos tus dudas y te contamos por dónde comenzar.

Una persona es capaz de generar 1kg de basura al día, por lo que si la reciclamos ahorraremos energía, agua, materias primas y cuidamos el medio ambiente. La manera más simple de clasificar nuestra basura en casa es colocando diferentes cubos: azul para el papel y el cartón, verde para el vidrio, amarillo para el plástico y el metal y uno para la basura orgánica. Si tienes dudas, te las despejamos.

  • ¿Cómo me deshago del papel aluminio y el film? El contenedor amarillo es el de los metales y los plásticos por lo que allí se han de arrojar las latas, los aerosoles (desodorantes, laca), las bombonas , los envoltorios de plástico o papel aluminio, los productos de acero como grifos o las herramientas,  los de hierro, la chatarra, las tuberías de plomo, los cables de cobre, etc
  • Los plásticos más peligrosos son aquellos en los que en el símbolo de reciclaje aparece un 3, PVC (suelas de los zapatos), un 5, polipropileno (envases de alimentos, tapas, bidones de agua mineral) o el 6, espuma plástica (bandejas de comida envasada de los supermercados). Hemos de colocarlos en el contenedor amarillo, junto con los artículos de porexpan, las bolsas de plástico, los briks de leche, tomates, vino, nata o zumos ya que pueden tardar años en biodegradarse.
  • Otros elementos utilizados en casa son los envases de tubo (pasta de dientes, la leche condensada, mayonesa…) su sitio, una vez más, es el contenedor amarillo, así como los bolígrafos y los blisters (envases de las pilas).
  • Si  consideramos que una tonelada de papel reciclado salva 17 árboles, entenderemos lo importante que es arrojar al contenedor azul los cartones, sobres, papel de diario, revistas, libretas que no usamos.
  • Una actividad muy conocida es el reciclaje de tintas de impresora ya que resulta más económico. Puedes optar por esta posibilidad o bien lanzarlas al iglú amarillo.
  • Un dato muy importante es que los pañales, los papeles encerados, plastificados o metalizados y los que están sucios no se han de arrojar al contenedor de papel.
  • Si deseas deshacerte de muebles, déjalos en la calle el día de recogida de trastos.
  • Para lograr un correcto reciclaje del vidrio es importante que los envases de cristal se lancen sin tapas, plásticos, pegatinas, papeles o impurezas. Y recuerda que no debes colocar en este contenedor las bombillas, espejos, tubos fluorescentes o lunetas de automóviles.
  • La materia orgánica con la que se hace compost (abono para cultivos) son los restos de comida, cáscaras de frutas, verduras, huevos y mariscos, huesos, cenizas, restos de infusiones y café, pañales, compresas, tampones. También el césped, las ramas, plantas, etc.
  • Es aconsejable reducir al máximo el tamaño los envases y plegar los cartones para ahorrar espacio en el contenedor.

Existen determinados productos que, por sus características, han de entregarse en los Puntos Limpios o Centros de Recogida y Reciclaje de cada ayuntamiento ya que no es posible arrojarlos en los contenedores que se encuentran en la vía pública. Te contamos cuáles son.

  • El aceite, la mantequilla y la grasa de cocina son reciclables. El aceite, por ejemplo, puede utilizarse hasta tres veces, luego podemos colocarlo en un recipiente y llevarlo a los puntos de recogida.
  • Las pilas, los acumuladores y las baterías contienen mercurio y cadmio por lo que son muy contaminantes. Nunca han de tirarse en la basura ya que si se rompen dejan escapar su contenido. Arrójalas en los contenedores especiales que se encuentran en las farmacias o tiendas de fotos.
  • ¿Y la ropa y zapatos que ya no usamos? En algunos barrios existen unos contenedores especiales que se utilizan para la recogida de ropa que es reutilizada por asociaciones o bien vendida en tiendas de segunda mano.
  • Los electrodomésticos, los teléfonos móviles, el material sanitario, los líquidos fotográficos o los tubos fluorescentes, por ejemplo, también han de tener un tratamiento selectivo.
  • Si decidimos pintar la casa es importante no tirar al desagüe los restos de esmaltes, aguarrás, tintes ya que son muy tóxicos, llévalos a los centros especializados junto con productos como aceite de motor, líquido de frenos o inflamables.

¿Adiós a las bolsas de plático?

Las bolsas de plástico comerciales vislumbran su fin. Algunas administraciones públicas y asociaciones ecologistas plantean cobrar por ellas para detener su consumo indiscriminado. ¿Es que no somos capaces de economizarlas? Pues te damos pistas.

De las 238 bolsas de plástico que recibe cada español al año apenas un 10% se recicla, lo que significa que se tiran en vertederos o en ecosistemas naturales como el mar. Tanto es así que la Generalitat de Cataluña en 2009 estudiaba aplicar un coste para reducir su utilización en un 30%. Otras posibilidades que se barajan son remunerar al cliente con el importe de las bolsas que no utilice o prohibir su distribución gratuita. Y es que si una persona dejara de coger una bolsa, se lograría la energía necesaria para mantener encendida una nevera 946 años. En caso de que se decida gravarlas, habría que fijar un precio que pagarían los distribuidores o consumidores, recaudación que se destinaría a desarrollar y aplicar proyectos de prevención y concienciación. Estas mesuras ya se aplican en países como Francia, Australia, China o Irlanda en vista del impacto medioambiental que causa el plástico.

Limita su consumo

En realidad el meollo del asunto está en la repartición indiscriminada que se hace de las bolsas que, en muchos casos, son de mala calidad y se rompen fácilmente. Así, este artículo indispensable en el momento de hacer la compra se desecha sin más. Ignaci Pons responsable de marketing de Veritas, una empresa que ofrece a sus consumidores bolsas de papel, indica que «estamos instalados en la cultura del usar y tirar. Debemos consumir de una forma más racional y respetuosa con el medio ambiente y ser responsables de los residuos que generamos». Siguiendo esta línea, existen antecedentes que demuestran que es posible reducir su derroche. En Guipúzcoa, por ejemplo, el 80% de las bolsas adquiridas en los comercios tienen la suerte de ser reutilizadas para los residuos, según un informe del Departamento de Desarrollo Sostenible de la Diputación.

Cuida tu entorno

Si bien es más simple optar por la bolsa que te ofrecen en el comercio, intenta aplicar estas ideas menos contaminantes:

  • Los carritos: el antiguo compañero de compras de nuestras madres es una opción más que cómoda. Aunque supone una inversión de unos 30€, a la larga se amortiza y es cómodo para llevar varios productos.
  • Lleva tú las bolsas de plástico: puedes plegarlas y guardarlas en la cartera o en el bolsillo para utilizarlas en cualquier momento.
  • Anímate con las cestas: por qué no utilizar los bolsos tipo cestas. Además los hay de diversos tipos, tamaños y colores y su vida útil es prolongada.
  • Aprovecha los bolsos de tela: aquellos que regalan en algunas tiendas cuando realizas una compra. En lugar de guardarlos en el armario colócales en tu cartera para reutilizarlos.
  • Coge sólo las necesarias: ¿por qué pillar dos bolsas si con una es suficiente? A partir de ahora plantéate limitar la cantidad que cojas en el supermercado.

Las biodegradables

Otras alternativas ecológicas se inclinan por las bolsas que se biodegradan en corto tiempo. Por ejemplo, la empresa SPHERE ha desarrollado unas que, aunque más caras que las habituales, se degradan en 90 días. Están confeccionadas a base de almidón de patata. Claro que el uso de este producto en grandes cantidades también podría derivar en el encarecimiento de los precios de los alimentos. Entonces, ¿cuál es la fórmula? Todo parte de establecer un cambio en el estilo de vida y de utilizar diversos recursos que atenten menos contra el medioambiente. Los comerciantes de Donosita, en 2008 regalaron a sus clientes 15.000 bolsas de algodón, llamadas «Ekosasky», para que puedan ser lavadas y reutilizadas una y otra vez. Por otro lado, los supermercados ALCAMPO ofrecen a sus clientes bolsas biodegradables que cuestan 0,39€ cada una, así el cliente puede elegir entre comprarla o bien utilizar la gratuita.

El experto aconseja

Anna Peña, portavoz de la Fundación para la Prevención de Residuos y Consumo Responsable.

¿Cuál es el impacto medioambiental de la utilización de tantas bolsas?

Las bolsas de plástico están fabricadas a partir de petróleo, un recurso no renovable que puede tardar entre 400 y 1.000 años en descomponerse. Además, su reciclaje es escaso y costoso energéticamente ya que la mayoría se incinera y su dispersión al medio ambiente provoca la afectación y la mortandad de animales del medio terrestre y acuático.

¿En qué se basa la normativa que intentan aplicar?

El impuesto ecológico es una medida para desincentivar el uso de la bolsa de plástico. Tiene un contenido pedagógico y de reflexión. Es necesario comprender el coste medioambiental que tiene este producto en su ciclo de vida porque así será posible crear una corriente informativa a nivel de prevención de los residuos. No nos hemos de quedar sólo con que «siempre se ha de pagar», sino con el porqué y las alternativas que existen.

¿A dónde se destinaría la tasa?

El importe se revertirá a un nuevo organismo, el Fondo Económico de Prevención (FEP) con una destinación hacia actuaciones medioambientales.