Las bolsas de plástico comerciales vislumbran su fin. Algunas administraciones públicas y asociaciones ecologistas plantean cobrar por ellas para detener su consumo indiscriminado. ¿Es que no somos capaces de economizarlas? Pues te damos pistas.
De las 238 bolsas de plástico que recibe cada español al año apenas un 10% se recicla, lo que significa que se tiran en vertederos o en ecosistemas naturales como el mar. Tanto es así que la Generalitat de Cataluña en 2009 estudiaba aplicar un coste para reducir su utilización en un 30%. Otras posibilidades que se barajan son remunerar al cliente con el importe de las bolsas que no utilice o prohibir su distribución gratuita. Y es que si una persona dejara de coger una bolsa, se lograría la energía necesaria para mantener encendida una nevera 946 años. En caso de que se decida gravarlas, habría que fijar un precio que pagarían los distribuidores o consumidores, recaudación que se destinaría a desarrollar y aplicar proyectos de prevención y concienciación. Estas mesuras ya se aplican en países como Francia, Australia, China o Irlanda en vista del impacto medioambiental que causa el plástico.
Limita su consumo
En realidad el meollo del asunto está en la repartición indiscriminada que se hace de las bolsas que, en muchos casos, son de mala calidad y se rompen fácilmente. Así, este artículo indispensable en el momento de hacer la compra se desecha sin más. Ignaci Pons responsable de marketing de Veritas, una empresa que ofrece a sus consumidores bolsas de papel, indica que «estamos instalados en la cultura del usar y tirar. Debemos consumir de una forma más racional y respetuosa con el medio ambiente y ser responsables de los residuos que generamos». Siguiendo esta línea, existen antecedentes que demuestran que es posible reducir su derroche. En Guipúzcoa, por ejemplo, el 80% de las bolsas adquiridas en los comercios tienen la suerte de ser reutilizadas para los residuos, según un informe del Departamento de Desarrollo Sostenible de la Diputación.
Cuida tu entorno
Si bien es más simple optar por la bolsa que te ofrecen en el comercio, intenta aplicar estas ideas menos contaminantes:
- Los carritos: el antiguo compañero de compras de nuestras madres es una opción más que cómoda. Aunque supone una inversión de unos 30€, a la larga se amortiza y es cómodo para llevar varios productos.
- Lleva tú las bolsas de plástico: puedes plegarlas y guardarlas en la cartera o en el bolsillo para utilizarlas en cualquier momento.
- Anímate con las cestas: por qué no utilizar los bolsos tipo cestas. Además los hay de diversos tipos, tamaños y colores y su vida útil es prolongada.
- Aprovecha los bolsos de tela: aquellos que regalan en algunas tiendas cuando realizas una compra. En lugar de guardarlos en el armario colócales en tu cartera para reutilizarlos.
- Coge sólo las necesarias: ¿por qué pillar dos bolsas si con una es suficiente? A partir de ahora plantéate limitar la cantidad que cojas en el supermercado.
Las biodegradables
Otras alternativas ecológicas se inclinan por las bolsas que se biodegradan en corto tiempo. Por ejemplo, la empresa SPHERE ha desarrollado unas que, aunque más caras que las habituales, se degradan en 90 días. Están confeccionadas a base de almidón de patata. Claro que el uso de este producto en grandes cantidades también podría derivar en el encarecimiento de los precios de los alimentos. Entonces, ¿cuál es la fórmula? Todo parte de establecer un cambio en el estilo de vida y de utilizar diversos recursos que atenten menos contra el medioambiente. Los comerciantes de Donosita, en 2008 regalaron a sus clientes 15.000 bolsas de algodón, llamadas «Ekosasky», para que puedan ser lavadas y reutilizadas una y otra vez. Por otro lado, los supermercados ALCAMPO ofrecen a sus clientes bolsas biodegradables que cuestan 0,39€ cada una, así el cliente puede elegir entre comprarla o bien utilizar la gratuita.
El experto aconseja
Anna Peña, portavoz de la Fundación para la Prevención de Residuos y Consumo Responsable.
¿Cuál es el impacto medioambiental de la utilización de tantas bolsas?
Las bolsas de plástico están fabricadas a partir de petróleo, un recurso no renovable que puede tardar entre 400 y 1.000 años en descomponerse. Además, su reciclaje es escaso y costoso energéticamente ya que la mayoría se incinera y su dispersión al medio ambiente provoca la afectación y la mortandad de animales del medio terrestre y acuático.
¿En qué se basa la normativa que intentan aplicar?
El impuesto ecológico es una medida para desincentivar el uso de la bolsa de plástico. Tiene un contenido pedagógico y de reflexión. Es necesario comprender el coste medioambiental que tiene este producto en su ciclo de vida porque así será posible crear una corriente informativa a nivel de prevención de los residuos. No nos hemos de quedar sólo con que «siempre se ha de pagar», sino con el porqué y las alternativas que existen.
¿A dónde se destinaría la tasa?
El importe se revertirá a un nuevo organismo, el Fondo Económico de Prevención (FEP) con una destinación hacia actuaciones medioambientales.
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