La voluntad voluntariosa
marzo 9, 2011 Deja un comentario
«Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor y la electricidad, la voluntad», Albert Einstein
Me considero una voluntaria nata. No únicamente por ser voluntariosa, una aptitud meramente personal, sino porque también lo soy por elección y a conciencia. Durante los últimos años he dedicado muchas horas a trabajar por proyectos que al principio parecen no ser propios pero que a la larga inevitablemente termina siéndolo. Desde mi experiencia personal creo en la importancia y la necesidad de pasar del estado de sumarse a un proyecto al de sentirse parte de él es fundamental. Si realmente existe detrás de la acción voluntaria el afán de lograr la transformación social resulta imperativo asimilar los proyectos como nuestros, sino es únicamente un hacer distante. Pero en este proceso entran en juego también las acciones y actitudes de las organizaciones, que tienen en su mano la tarea de lograr homogeneizar al voluntario dentro del engranaje asociativo, tarea complicada si no se hace a conciencia, sobre todo si la organización cuenta con voluntarios y asalariados.
¿Dónde se establecen los límites de las colaboraciones de cada uno de los actores?
¿Cómo se crean relaciones interpersonales resistentes?
¿Cuál es la clave para mejorar la relaciones humanas?
¿Hasta dónde puedo y debo exigir?
¿Cuáles son los derechos y deberes de los voluntarios y de las organizaciones?
Muchas preguntas y muchas respuestas… y sobre todo tener en cuenta que no existe un modelo generalizado, sino que es necesario desarrollar acciones que se adapten a las personas.
«Voluntad firme no es lo mismo que voluntad enérgica y mucho menos que voluntad impetuosa», Jaime Balmes
Estando dentro de las organizaciones no lucrativas me he dado cuenta que a veces es más simple hablar de co-operación, trabajo en red, apoyo, respeto e identificación conjunta de las realidades cuando miramos hacia fuera, hacia los proyectos, hacia las contrapartes y hacia los actores, pero nos quedamos a medio camino dentro de las organizaciones. Desde mi punto de vista (particular y partidista debo admitir), es imprescindible hacer una autocrítica sobre lo que podemos ofrecer a los voluntarios: aprendizaje, formación, identificación con los proyectos, participación y sobre todo ser uno más dentro de la organización. Escuchar-nos, hablar-nos, conocer-nos para trabajar para alcanzar los objetivos desde una mirada grupal. A la vez, deberíamos lograr identificar sus características, actitudes y sobre todo aptitudes para poder alcanzar una integración eficaz, esta palabra tan bonita y tan de moda que a veces se nos queda fuera del vocabulario organizativo.