La esperada salida

Una de las informaciones que más me llamó la atención estos últimos días sobre el tema de los mineros chilenos, atrapados desde el 5 de agosto a 700 metros bajo tierra en el desierto de Atacama, fue una “nota de color” divulgada hace 2 días por los noticieros españoles. Los telediarios, o más bien sus correspondientes enviados especiales, se hicieron eco de las noticias que pululaban en el ambiente del Campamento Esperanza. Las esposas de los mineros van a la peluquería rezaba el titular. Curiosamente, lejos de la tragedia y de los sonados preparativos para su rescate, las esposas, compañeras y familiares de los mineros estaban ya pensando en el después, en el reencuentro y, porqué no, en que ese encuentro fuera uno de los más inolvidables de su vida. Pero además de la noticia del uso del cupón gratuito en la peluquería del pueblo, algunos otros periodistas dejaban ver si a partir de ahora María Segovia, una de las esposas más mediáticas del momento volvería a no a dedicarse a hacer empanadas una vez que su marido saliera de su clausura o si Jonnny «se le habían juntado la esposa y la amante» en el campamento.

Una vez todos los dispositivos para el rescate estaban a punto, la cuestión rondaba en si al salir de agujero, sería posible que algunos se plantearan dejar la minería de lado para dedicarse algún tiempo explotar otro tipo de actividad un poco más mediática, como salir en televisión para relatar la experiencia vivida. El tono de la prensa y del «bombo» que se ha hecho de la situación estos últimos días, lamentablemente ha sesgado la realidad que debería ocuparnos. Las razones del derrumbe, la obra de ingeniería que implicó el rescate y sobre todo si los dueños del yacimiento pagarán las indemnizaciones correspondientes. Sabemos que el patrimonio de los dueños está congelado pero habrá que ver si ese dinero llega a las manos correctas, de no ser así, es entendible que alguien se plantee salir en televisión para ganarse la vida.